Un miedo horrible a los finales. Còmo si de cualquier manera no fuesen a llegar, como si de pronto no se aparecieran cantando a nuestro lado. Podrìa elegirlos, podrìa dirigirlos, pero tengo miedo. Entonces me encierro en mis entrañas a soñar. Y le doy permiso a los finales a que pasen, y desbaraten las cosas.